martes, 8 de noviembre de 2011

Cultura mediática y cultura escolar.

Desde un principio, educar implicaba sumergir al niño en una cultura donde la homogeneidad, la jerarquización, la sistematicidad, el orden y la secuencia lineal eran la base justa para ello. Educar era “completar” al niño para hacerlo adulto, llenarlo de contenidos.
Para esto, la escuela fue el medio creado por la pedagogía moderna para “normalizar” la infancia y modelar a los futuros ciudadanos. Por ello, tomo un lugar privilegiado de acceso a la cultura legítima a través de la transmisión y la reproducción de determinados conocimientos.
En la actualidad nos encontramos con otro tipo de jóvenes y niños, sumergidos en otra cultura.
Los medios imponen unas nuevas formas de transmisión del conocimiento, otros modos de percibir y relacionarse. A través de un consumo mediático e informático, los niños y los jóvenes construyen conocimientos y organizan sus prácticas cotidianas a partir de ellos. Las nuevas generaciones participan de una experiencia cultural nueva. Tanto  los chicos como los  jóvenes se mueven en un universo cultural muy diferente a lo que legitima la cultura escolar actual.
Se genera, de esta manera, una competencia entre la escuela y otras agencias culturales por razón de la transmisión de saberes. “Los niños de hoy son los portadores de derechos, discuten, argumentan, y hasta negocian la ley, son clientes a los que se tiene que satisfacer, antes que como ciudadanos sujetos a la ley”. Actualmente se vive una transición en las formas del individualismo que organizan la vida comunitaria.
Antes se priorizaba la “búsqueda del yo” interior y el siglo XIX fue el siglo del narcisismo, ahora estamos pasando a una época  del individualismo, del auto diseño. Se promueve un trabajo activo y practico en el diseño de sus vidas cotidianas ya que se basa en los placeres y satisfacciones personales.
El individualismo se configura como un patrón que vuelve más dificultoso el hecho de establecer lazos colectivos, formas de autoridad tradicionales y pautas de transmisión cultural más estables  y duraderas.
Para Giddens, la escuela es una de esas instituciones –cascaron que no sabe como hacer frente a las nuevas formas de producción y circulación de los saberes.
Hoy en día se pone a la escuela en un lugar diferente. Se le demanda que incluya, asista y enseñe.
Estas nuevas demandas, la estructura  administrativa, la configuración del curricular y de los saberes, y por sobre todo las diferentes formas en que se vincula con las familias y la sociedad mas amplia, hacen que la escuela primaria sea una institución muy diferente a como se la imaginaba a fines del siglo XIX y principios del XX.
Para problematizar esta nueva forma de socialización de la infancia, hay que conceptualizar al consumo como proceso más complejo que el solo hecho de comprar. Es una cultura que busca el “reconocimiento social” por medio de un consumo “distintivo”.
Como reflexión grupal queremos comentar que la educación en estos tiempos ha cambiado de manera particular. Esta nueva cultura mediática que provee a los niños cierta información que la escuela ya no abarca o no desea abarcar, que forma ciudadanos mas críticos a la hora de seleccionar la fuente de donde adquirir la información, que discuten y argumentan en base a eso que “aprenden” de los medios y no de aquello que la escuela debería brindar para favorecer el desarrollo de cada individuo.
Consideramos que, la enorme distancia entre la cultura mediática y la cultura escolar es una barrera a romper ya que hoy en día estas conviven en el tiempo y espacio y forman parte de la vida cotidiana de muchos de estos alumnos.
Poder usar y aceptar la capacidad modeladora q ejerce la cultura mediática no implica dejar atrás la cultura escolar ni ponerse en posición defensiva. No implica dejar el antiguo modelo de enseñanza sino que se debe adaptar a lo que esta establecido.
Por el contrario, la escuela  puede fortalecer su función social acercándose a las culturas juveniles, reconociendo sus diversas  conformaciones y prácticas, abriendo espacios de dialogo sobre los consumos culturales, asumiendo una alfabetización critica que integre los nuevos lenguajes y medios, ofreciendo herramientas para interrogar la información, analizar las representaciones y estrategias utilizadas, problematizando y “desnaturalizando” los mensajes mediáticos.
Creemos que una forma de empezar a cambiar esta situación es que la escuela y los docentes nos asumamos como parte de esta problemática y aceptemos que ya no es posible construir identidades únicas e ideales porque , hoy, las identidades son diversas y se definen entre los cruces de la cultura letrada, la audiovisual y las tecnologías digitales.
Para finalizar, queremos preguntar si  no seria posible achicar esta distancia entre la cultura mediática y la cultura escolar siendo que las dos habitan el “hoy”, en un territorio común de la formación de las subjetividades. ¿Como podemos acercarnos a las culturas infantiles y juveniles, a sus experiencias cotidianas, a sus consumos mediáticos, y la vez encarar una acción pedagógica que permita problematizar y cuestionar la aparente transparencia de los mensajes mediáticos y los valores impuestos por la cultura del consumo?

1 comentario:

  1. Chicas esta muy bueno el articulo porque hacen un repaso de como era la escuela antes hasta la actualidad y como a medida que cambia la sociedad se van cambiando las infancias. Por eso la escuela debe adaparse a este nuevo modelo de sociedad en que vivimos y no hacer como si nada hubiera cambiado.

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